En el otro blog había polución. Me gustaba escribir por las muchas visitas y porque mi voz se multiplicaba en ellas. Pero había huéspedes indeseados. Era como una fiesta dónde se colaban personas a las que no habían invitado y que además sólo iban por la comida(o carnaza) y no por la fiesta en sí. El problema es que eran personas conocidas. El mayor problema es que entre ellas estaba mi encargada.
Cuando fuí al despacho para hablar con ella sobre cierto párrafo que no le gustó de mi blog (dónde la dejaba por los suelos más sucios y sin barrer imaginables), supe que tenía que hacer algo. Especialmente ahora que estoy de baja y hasta la señora de la limpieza se interesa por leer el otro blog blasfemo para buscar polémica dónde ya ha habido mucha.
No acabé demasiado mal con mi encargada pero tampoco demasiado bien. Su marido era mi amigo y ahora lo he tenido que eliminar del facebook.
Escribiendo en este blog nuevo, además, me siento como si hubiese sido expulsado de casa y me hubiese mudado a un hotel barato en el que no sé cuanto tiempo podré permanecer. Quiero regresar a mi blog de siempre pero de momento me quedo aquí. Refugiado en un lugar dónde eso sí, es como si llevase barba o me hubiese hecho la cirugía estética. Aquí si que puedo escribir sobre lo que quiera. De momento. Nadie que me conozca físicamente puede entrar. Como mucho dejaré la dirección a mis desconocidos conocidos de la red. Vuelvo a tener identidad secreta. Como Spiderman.
El párrafo del mal rollo hacia mi encargada, por cierto, fue este:
La tercera encargada trabajaba en un supermercado del que estaba harta. Yo ayudé a que entrase en la empresa porque su marido era mi amigo. En seis o siete meses la ascendieron a encargada. Hasta ahí perfecto. Luego no tuve muchas quejas con ella (desde luego no tantas como el resto de la plantilla que no la puede ni ver por motivos que no vienen al caso). En las votaciones no votó ni en blanco ni se abstuvo. Votó en contra. Bien. ¿La iban a echar por abstenerse? ¿Estaría votando en contra si yo no le hubiera dado la idea de entrar en ese trabajo? Ella justificará sus acciones con lo que hayan dicho o le hayan explicado (estoy loco, soy un peligro vengativo para la empresa, etc.). Pero todo eso no es cierto. Lo único que justifica su acción es que hay gente que por lamer el culo del jefe lo olvida todo. Y ella lo ha demostrado en las urnas. Pero mucho antes ya lo había hecho de otros modos. De ahí el “cariño” de la gente.
Bueno, un poco duro sí fuí con ella. Pero luego, después de una charla, la cosa fue mejor. Aunque cómo dijo ella, el veneno ya estaba echado. Y así, para no envenenarla más,escribo aquí. No deseo que nadie se sienta herido leyendo párrafos sonrojantes sobre sí mismos.
Ya decía Montaigne que hay que tener los oídos muy duros para soportar lo que los demás dicen de tí cuando no estás.