miércoles, 9 de diciembre de 2009

Una tarde cualquiera


Quedo con él frente a la estación. Después dedicamos todos nuestros pasos a llegar hasta una cafetería que él conoce. Nos movemos en su zona. Por comodidad. La suya.

A mí no me importa viajar un poco. A veces sólo me separan cinco estaciones de un lugar inédito. Este barrio en especial apenas lo recuerdo así que casi es nuevo para mí. Sólo tengo en mi memoria tres o cuatro visitas de cuando ganaba discos en su emisora adivinando grupos y solistas del pop rock más comercial.

En la cafetería desgranamos los acontecimientos más relevantes (para nosotros) desde la última vez que nos vimos. El blog ya no es un lugar seguro para hablar de lo que nos de la gana. Mi vida privada se ha vuelto movediza. Demasiadas miradas no deseadas en el viejo blog. Pongo al día a mi amigo sobre todo ese asunto del cierre de la otra bitácora. Y del adiós al Facebook. Supongo que hemos hecho bien en quedar. Estoy desapareciendo y hay que confirmar que alguna vez existí.

Pedimos un cortado por cabeza y nos regalan un par de pastas. La cortesía de la casa parece esconder un excedente de bollería que no han podido sacar de otro modo. En cualquier caso nos viene bien. Unos minutos más y yo mismo hubiese pedido esa caña de chocolate o el croissant y entonces, tal vez, me hubiesen cobrado.

P. me comenta lo del presunto fiasco de su última deseada. Quedó con ella un par de veces. La segunda apenas fueron diez minutos. La tercera fue de fogueo porque por Internet ella sólo dijo “a partir de ahora es mejor que sólo nos hablemos por aquí”. ¿Que qué opino de esa respuesta? Bueno, él mismo tenía tan claro su significado como yo.

Después hicimos unos kilómetros para deshacer calorías mirando los puestos de una feria anual que ponían por allí. Nunca había visto tanta geografía seguida dedicada a la bisutería, la alimentación o las churrerías. Los olores de todo ese aceite insano eran como el canto de las sirenas pero no nos dejamos arrastrar por él.

P. aprovechó la vuelta turística por su población y sus festejos hablándome de sus nuevas ilusiones. La cita anterior no merecía ningún titular habiendo una nueva cita pendiente con una nueva chica y sí, esta parecía que prometía. El único problema parecía la distancia pero ella estaba a punto de solucionar eso en breve así que… Me alegró la noticia. Era esperanzadora.

Terminamos la caminata en otra cafetería. Más porque nos sirvieran unas sillas que por el café. Desde esa mesa de ese local miré por el ventanal la gente pasar. Eso me hizo recordar el tiempo que no hacía algo tan sencillo y relajante como charlar con un amigo frente a una ventana sin más preocupaciones que las ajenas. Buscar remedio a los males del prójimo siempre es más sencillo. Al menos cuando estos son suaves como los de P..

Al despedirme de él quedamos para otro día. Tal vez en el restaurante japonés. Hábitos particulares entre amigos determinados (creo que ya sólo quedo con él en este tipo de restaurantes).

Después de un tren, cinco estaciones cortas y un capítulo más de otro libro, llegar a casa, encender la televisión y mirarla sin tener la mente en otro lugar.

Sé que cuando este tipo de pequeñas circunstancias vuelven a resultarme agradables estoy volviendo a ser yo.

Hace casi dos años que soy un forastero en mi cuerpo.

Ya es hora de que regrese el que se fue y se vaya este ocupa agresivo, insatisfecho, esquizofrénico e ignorante que me habitó tanto tiempo.

8 comentarios:

  1. A mi me han diagnosticado narcisismo después de meterme diez pastillas equivocadas al día. Estoy que lo fliporrrrl.

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  2. La tarde estuvo bien, al menos fue entretenida por la caminata y hablar con amigos es algo que se debe hacer mas habitualmente.

    Cambiando de tema, las nuevas sensaciones con la chica de la distancia, son buenas. Ya te daré mas detalles, y esta vez cuando ella venga aquí estoy seguro en un 90% que quedaremos.

    Nuevos tiempos llegan.
    Saludos!

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  3. Placeres sencillos... Por lo visto todos nos estamos decantando por lo mismo últimamente.

    Un beso multicolor

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  4. Retomando más seriamente el post, me gusta la fluidez con que cuentas una tarde agradable con un amigo. Hay que hacer más tardes.
    Un beso.

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  5. Hola, David. He notado que sigue nuestro blog. Es algo fácil de percibir en una bitácora que empieza (aún no rebasamos el año de vida). En justa correspondencia, quería darle la bienvenida y he querido hacerlo en este, su espacio. Confío en que el exorcismo de su última entrada haya desterrado todos los demonios. Un saludo.

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  6. Me ha encantado tu entrada.Me gusta como describes la situacion...esa en la que mas de una vez nos encontramos todos...y sí es mas facil ver la solucion desde el prisma de la cercana lejania que inmerso en nuestra profunda existencia.
    Gracias por seguirme....creo k hare lo propio.
    Un saludo.
    :)

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  7. Hola, que pasa?
    tengo tu regalo de navidad, quedamos la semana que viene para comer.beso
    p.d: Tienes correos que te envié. Dime algo. beso. que estoy preocupada.

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  8. Genial esa forma de habitar tu cuerpo: "forastero en mi cuerpo".

    Gracias por seguirme.

    Un abrazo.

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