Me fui de Barcelona, una vez más, para refugiarme de mí mismo.
Aprovechando la Semana Santa y la invitación de mi hermana y mi cuñado me metí en un coche y me dirigí a un camping en las afueras de París. El primer peaje lo pagué yo. Mi sobrina de cinco años tardó quince minutos en vomitar a mi lado.
Era de madrugada así que el resto del viaje nos lo repartimos entre el sueño de la niña y el mío.
En Francia la familia se decantó por Eurodisney y yo por el Louvre y otros lugares culturales.
Louvre: La Mona Lisa está sobrevalorada. Hay que hacer cola. Descubrí en cualquier caso que si te sitúas detrás de los japoneses la ves muy bien y si la ves detrás de la gente nórdica sólo ves espaldas. También que en la sala contigua está “La balsa de la Medusa” de Gericault que le da mil vueltas y cuya historia es más interesante (leer la “Historia del mundo en diez capítulos y medio” de Julian Barnes para creerme). Leonardo da Vinci, con algo de ayuda de Dan Brown, comienza a ser una Superestrella del mundo de la pintura. Parece que sólo él pintó cuadros.
El Louvre magnífico, por supuesto. Inabarcable en un día.
Tópicos: Me dijeron que si no sabía francés lo pasaría mal en Francia. Y yo no tuve tiempo de prepararme. Sólo conozco mis idiomas regional, nacional e internacional (el inglés). Pero los tópicos están hechos para desafiarlos. Las sonrisas francesas, sus esfuerzos por hacerse entender con gestos, bolígrafos y sonrisas con cualquier tontería que les decía yo en mi improvisado galo ya refutaban la teoría sobre esa gente. Proteccionistas con su idioma pero a grosso modo, nada intolerantes.
Sena: La lluvia, un río y las explicaciones en español por el telefonillo de mi asiento. Una delicia. Tenía razón el libro de Vila- Matas con lo de “París no se acaba nunca”. A pie o navegando siempre había algo interesante que ver. Ahora tengo una colección de puentes parisinos en la tarjeta SD de la cámara. Me quedo con el Pont Neuf.
Torre Eiffel: Más pequeña en persona o digamos que en hierro de lo que imaginaba. Mejor esperar la noche para que la iluminación eléctrica le dé belleza. Curiosa, en cualquier caso.
Tumba de Napoleón: Un lugar de peregrinación dónde la gente acude para ponerse la mano derecha o izquierda dentro del abrigo y hacerse fotos con pinta de locos. Un lugar enorme para un cuerpo tan pequeño. Pero claro, eso demuestra que la grandeza no está en el tamaño…
Notre Dame: Para los amantes de lo siniestro y del gótico. Aquí si tuve que reprimir mi sentido de la gilipollez para no imitar al jorobado y colgarme de una gárgola. Las cámaras fotográficas no sacan lo mejor que hay en nosotros.
La Bastilla, la plaza de la Concordia, las calles, los cafés a cinco euros, que sí, que “París no se acaba nunca”. Que tengo nueva ciudad preferida este año a pesar de su mal tiempo y sus precios.
Cualquier cosa menos seguir en la Barcelona que tanto me vio sufrir.
ufffff, qué paseo tan bacano el que te diste.
ResponderEliminarun abrazo
Es curioso como hacemos tristes a algunas ciudades cuando son un simple escenario.
ResponderEliminarMe alegro de verte y de que hayas disfrutado :P
Un beso.
Interesante tu post de hoy.Yo nunca estuve en Paris aunque no pierdo la esperanza ;)
ResponderEliminarMe hubiese gustado ver una de esas fotos de alguno de los puentes parisinos que hiciste...creo que le habria dado un toque muy personal a tu texto-guia de la ciudad.
Y bueno...aunque me encantaria visitar el Louvre no puedo evitar ser una freeky en todos los sentidos y me encantan las tontunadas de los niños...asi que si voy a Paris no podria venirme sin visitar Eurodisney.
PD:Sigo escuchando atentamente tu blog...mmmm creo k me kede sorda de tanto interes que le puse jijijij
Besotes David o Tio Matt(como el vejete viajero de los Fraguel)
Como París no hay nada. Tengo que volver lo antes posible a refrescarme la memoria y, de paso, repetir las baguettes de la cafetería cerca de la Eiffel.
ResponderEliminarHe vivido castigada en Francia los veranos de mi bachillerato. Te aseguro que los que has visto son fantômes.
ResponderEliminarPorfa quita -a- grosso.
Descubrir lugares, ya sean ciudades, pueblos, playas o montes, es un bonito pasatiempo.
ResponderEliminarEra solo una niña cuando respiré la magia de aquella ciudad...pero fue suficiente para conservarla aun hoy en mis pulmones...
ResponderEliminarEn realidad son muchos los lugares por los que me dejaría contaminar por su magia...
Un placer viajar por tu blog...
Bsos
Despues de leerte me entran unas ganas enormes de ir a Paris :-)
ResponderEliminarParabéns pelo Blog, pelos AMIGOS, pelos regalos, pelo template, pelos comentários. Só eu sou uma bruxa idiota na net toda.
ResponderEliminarBom Fim de Semana
Lo de Leonardo Da Vinci deberías revisarlo, Gericault era un simple pintor con talento, Leonardo no era un pintor, era un hombre avanzado a su tiempo, una mente prodigiosa en todos los sentidos, un genio al que Dan Brown no le hace ningún favor. La Gioconda es una anécdota en su vida.
ResponderEliminarPues por eso no hay nada que revisar. La Gioconda, insisto, está sobrevalorada. Y en cuanto a Gericault... Si el cuadro me gusta, me gusta... Todo lo que hay en ese cuadro es algo más que talento y va más allá de lo pictórico.
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